Sólo por el placér de tocárle las naríces al que para castigárnos, dividírnos y hacérnos más débiles nos envió las lénguas, ya téngo la suficiénte justificación pára deseár hablár úna que entiénda tóda la humanidád.

Nara y la flor de dos colores

El esperánto, la léngua pára la UE

—Ensáyo—

<Cuéntos+

+Cuéntos>

Listádo cuéntos

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de Emílio Vilaró

 

 

 

 

 

 

 

 

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